lunes, 30 de agosto de 2010

Fotografía de una época de mi vida! (150)


Quién me manda a mí a escribir? Es increíble el paso de los días. Creo, y estoy casi seguro de que no soy el único que ha sentido que las semanas se van en cuestión de abrir y cerrar los ojos; y los meses ni para que decir. Tras de todo, escribiendo día tras día uno como que va siendo más consciente de la velocidad del tiempo.

Esta vez no voy a hacer un resumen de las últimas cincuenta cosas que he escrito. Esta vez simplemente me voy a relajar y a escribir un poco. De verdad jamás pensé que iba a durar tantísimo tiempo haciendo esto, y menos con mis típicos problemas de falta de inspiración, y eso de escribir un párrafo y borrarlo al instante.

Me imagino que todas las personas que escriben pasan por esas crisis normales. Al menos eso espero. A cada rato sentir como esos "Déjà-vu", sentir "esto ya lo escribí", "esto ya lo expresé". Pensar cosas como que no se lee exactamente como lo siento; o sencillamente pensar en cosas que sean de un común denominador en las personas, para cumplir con la función de todo esto de ayudar un poco a personas que pueden llegar a sentirse identificadas con algún sentimiento o algún hecho.

Tantos momentos que he pensado en dejar de escribir. Tantos poemas que se han escurrido por mis manos hasta quedar plasmados en esto que casi no le encuentro nombre, pero que me ha gustado catalogarlo como una "fotografía" de una época de mi vida, y sus imágenes son todas estas palabras que de una u otra forma están dejando anclados mis sentimientos para el futuro. Incluso en estos momentos, vuelvo las hojas para atrás y leo cosas de hace meses que me devuelven increíblemente al sentimiento preciso que tuve en el momento que escribí lo que escribí.

Lo más importante, es que estos pensamientos son comúnes en su mayoría. Por supuesto, ¿cómo no va a ser común el amor o la tristeza? o la incertidumbre del futuro o el amor a Dios. Al final, esto se convierte en escuela, tanto para mí, como para cualquier otra persona de cualquier edad que esté dispuesto a tener una lectura periódica sobre cosas que no pasan de moda en la vida; cosas que faltan por interiorizar; sentimientos que quedan por compartir.

Para mí no existe mejor forma de relajar los músculos de mi mente que sentarme cada día a escribir. Y exigir a mi mente que haga sudar a la imaginación con ideas que refresquen la capacidad de plasmar en palabras sentimientos intangibles por sí solos. Nadie sabe qué es amor por sí solo: el amor se vive, se experimenta, se sufre y disfruta.

Por todo esto, por pensar en algún momento de mi vida poder enseñarle a través de cuentos, poemas y reflexiones a mis hijos todo lo que vivía y sentía a una edad que ellos también van a tener, y el simple hecho de que exista una remota posibilidad de que eso les pueda ser de mucha ayuda para entenderse ellos mismos y crecer como personas, me hace tener la fortaleza necesaria para seguir adelante. Esa es la magia del amor. Y a pesar de que exista la posibilidad que no sea así, existe la posibilidad de que sí; y ese es el motor que me permite continuar.

Y mejor aún, porque de rebote, esto me ha ayudado a crecer, y, creo, ha ayudado a muchas personas a sentirse comprendidas e identificadas con las fotografías que le he tomado a los sentimientos en rimas e ideas, y que han quedado para la posteridad sobre el papel, como ya he dicho antes, dispuestas a luchar contra el tiempo y el olvido.

Mientras tanto, seguiré "aprendiendo a volar!".


Learning to Fly!

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