martes, 3 de agosto de 2010

Es una persona..!


Esta es una persona envuelta en mil enredos. Eran nudos; nudos extraños y un tanto graciosos que hacían extrañas, pero interesantes mezclas de pensamientos e ideas.


Un día, esta persona a la que deliberada y justicieramente llamaremos "muchacho", decidió que en medio de tanto tumulto en su cabeza, saldría a dar un paseo en bicicleta.


Como estaba en el patio de su casa, el "muchacho" subió las gradas de su casa, obviamente en dirección de su cuarto. Se puso aquellas tenis viejas color rojo y una gorra; de la que no vamos a mencionar su color...hasta el final.


Cuando iba bajando las gradas, alcanzó a ver por una ventanilla que las nubes estaban oscureciéndose. Esa fue la razón exacta por la que dejó en la casa la sombrilla. Al fin y al cabo, "¿para que esconderse de la lluvia?", pensaba el muchacho, "de igual forma nos mojamos cuando nos bañamos" decía en voz alta y con autoridad.


Al salir tomó la primer decisión. A la derecha...o a la izquierda. Sabía que si iba por la derecha tendría que pasar enfrente de la panadería de su tío, que siempre le decía majaderamente que le hicera varios mandados.


Si tomaba el camino de la izquierda, tendría una pequeña esperanza de ver a aquella linda "muchacha" de ojos achinados que tanto llamaba su atención en la escuela. "Su sonrisa me encanta...literalmente, como un encantamiento con magia" decía siempre cuando la veía como en un susurro para ser escuchado solo por él mismo.


Aquella muchacha. No hay mucho que decir de aquella muchacha que sea determinante para esta historia. Pero sí para nuestro personaje. Sería mucho más importante de lo que realmente creemos. Incluso, más importante de lo que nuestro personaje cree.


Y como la esperanza era una de las principales cualidades del "muchacho" decidió tomar por la izquierda. Justo en ese momento, unas pequeñas pero cosquillosas gotas comenzaron a caer sobre él.


Eso, por supuesto, no fue impedimento alguno para su día de aventura. Todo lo contrario, eso iba a hacer de aquél día uno inigualablemente perfecto.


La razón de esto, sinceramente no lo sé. Tal vez la frescura; a lo mejor la relajación; o por qué no el hecho de salir de la rutina y de lo normal. Además, dejenme decirles que es bien sabido que cuando a un "muchacho" se le dice que no hay que hacer algo; más deseará hacerlo.


Y así es. Empapado más de felicidad que de agua, caminó sobre la grama verde y recién cortada; con ese olor típico a zacate húmedo.


Lastimosamente para nuestro personaje, no fue un día de suerte. La "muchacha" no apareció por ningún lado. Pero quizás había algo mucho mejor esperándolo en alguna parte. Pero eso no lo entendería hasta el regreso a su casa.


Tal vez les gustaría leer qué más ocurrió aquél día con el "muchacho" en su aventura. Puedo contarles que fue un día magnífico. Se raspó la rodilla derecha; perdió su zapato izquierdo; la camisa y el pantalón habían dejado sus estampas escondidas en un montón de barro; y la cara y el resto de piel estaban repletas de suciedad.


Creo que bastará eso para explicarles lo bien que la pasó.


Sin embargo, lo importante no es ni qué hizo, ni a dónde fue, ni que andaba buscando. Esta historia se resume sencillamente en qué encontró él en su aventura.


Podría ser aquél papel que encontró olvidado por alguien en una silla de un parque. Papel que iniciaba con una simple "Y". Pero lejos está eso de lo que realmente encontró.


Aquél muchacho se había encontrado con él mismo. Y si bien es cierto que suena sencillo y sin mayor relevancia; dejenme decirles que no es ni lo uno ni lo otro.


Para los que no lo crean, les propongo que no se busquen; pero que se encuentren. Un día. Un simple día dedicado a ustedes. Un simple día de barro y suciedad. Un día donde saquen a pasear la rutina y dejen en la casa el "qué dirán".


Entonces, tal vez ese día, yo me siente en esta silla y escriba un cuento sobre ustedes. Justo como acabo de escribir este sobre aquél "muchacho".


Ah! Y sobre el color. Era verde...

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