miércoles, 11 de agosto de 2010

Mil emociones


Cuando más lo pienso, más niego la posibilidad de que amarte sea una simple casualidad. Porque a pesar de los años y el dolor, besarte me da la más linda sensación.

Cuando más siento dentro de mí, que tu corazón no deja de latir; recupero la fuerza perdida entre tantos golpes y desilusiones. Pero al simplemente verte a los ojos, sonrío.

La alegría se ha convertido en mí en una situación normal, pues a tu lado he conocido la verdadera felicidad que trae una simple palabra.

Un simple gesto, un detalle; son un mundo entero contigo. Y acariciarte se ha vuelto mi adicción, amarte es para mí escribirte cada día, todo aquello que dicte mi corazón.

Por eso escribir es para mí tan simple; porque al pensarte sueño rimas, y en tus manos escribo poemas que te recuerden noche y día, cuánto te amo.

No sé si bastará con palabras; tal vez baste con detalles. Lo importante para mí, es que ames tanto como yo a tí; ante todo, que seas lo último que vea mis ojos antes de morir.

Morir será para mí un simple paso, que me lleve a una eternidad contigo. Pues ese es el verdadero cielo del que todos hablan. Un lugar de amor. Y si es un lugar de amor, es porque lo voy a compartir contigo.

A veces siento que las ideas me llegan tan rápido que no sé exactamente qué escribir. Es en ese momento cuando cierro los ojos, te imagino y las palabras de ternura aparecen escritas.

Otras veces sencillamente siento que las palabras se quedan cortas entre tanto sentimiento que inunda mi cuerpo.

He pensado muchas veces en escribirte un libro entero, repleto de poemas, dedicados a tus ojos. Y me he dado cuenta que un libro sería insuficiente para expresas con certeza lo que me hace sentir tu mirada.

He pensado en escribirte mil poemas de amor, dedicados a tus besos; pero sencillamente no existen estrofas que permitan, con ritmo, describir el sabor tan dulce y perfecto de tus labios.

Creo que entre los amaneceres, y esos rayos fuertes de luz, he encontrado pedazos de nuestro amor tan puro y brillante.

Le he robado aroma a las flores, para perfumar de delicadeza los días que estamos juntos.

Entre las brisas he dejado perdidos todos mis sentidos, para refrescar tu alma y bendecir por siempre tu sonrisa.

No creas que tantas palabras quedan en fantasías; porque el amor da sorpresas, y es esa la razón por la que su alimento son los sueños.

Y en una ilusión que se canta con dos corazones
se encierran en perfección mil emociones.

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