No sé si siempre, o es sencillamente algunas veces, el destino y los sueños hacen rima en ciertos versos. Y cuando más nos preguntamos cosas, más respuestas nos quedamos esperando.
Esperar es de esas cosas que más nos toca en la vida. No hay nada, sin esperar. Esperar respuestas; esperar resultados; esperar cambios; esperar a mañana; esperar que el futuro mejore.
Pero no es tan malo esperar. Porque eso nos recuerda que lo importante muchas veces no es el final, sino el camino. Porque cuando esperamos nos toca aprender.
Entonces no se trata sencillamente de esperar. No. Todo lo contrario. Se trata de al esperar, crecer. Mejorar y aprender. Y es exactamente esa la escuela de nuestra vida.
Al llegar los malos momentos, esperamos por buenos. Mientras esperamos somos capaces de analizar la situación; porque esperar conlleva hacer algo para que llegue lo que esperamos.
Porque en la vida nada llega por sí solo, sino porque lo trabajamos. Pues lo que fácil viene, fácil se va. Y trabajamos mientras esperamos; entonces nos acomodamos a nuevas expectativas y nuevas perspectivas.
Todo en conjunto se convierte en aprendizaje. Y por supuesto, se necesitan muchas cosas; cualidades que nos den el empuje para buscar lo que queremos.
Hay que tener cuidado de buscar cosas sin saber lo que queremos encontrar. Ese, por ejemplo, es un error típico; creemos que queremos algo, y no sabemos encontrar la diferencia de querer algo porque es bueno para nosotros o por un simple capricho.
Así, los caprichos son enemigos claros de la espera. Son tentaciones que vienen y van, casi tan tercas y permanentes como las olas del mar. Casi tan molestas como sal en la herida.
La espera nos permite entender más abiertamente esos conceptos. Porque cuando uno espera, lee. Cuando uno espera habla consigo mismo.
Y al corregir malos pasos, al tener tiempo para pensar y analizar las cosas, seguramente podemos tener un mejor futuro.
Al final, esperar no es tan malo como parece. Esperar es una forma de perseverar. Es una forma de darnos una oportunidad de tomar mejores decisiones en la vida.
Creo que esperar...es una forma de crecer.
Nos permite cosechar...y un mejor mañana tener.
Esperar es de esas cosas que más nos toca en la vida. No hay nada, sin esperar. Esperar respuestas; esperar resultados; esperar cambios; esperar a mañana; esperar que el futuro mejore.
Pero no es tan malo esperar. Porque eso nos recuerda que lo importante muchas veces no es el final, sino el camino. Porque cuando esperamos nos toca aprender.
Entonces no se trata sencillamente de esperar. No. Todo lo contrario. Se trata de al esperar, crecer. Mejorar y aprender. Y es exactamente esa la escuela de nuestra vida.
Al llegar los malos momentos, esperamos por buenos. Mientras esperamos somos capaces de analizar la situación; porque esperar conlleva hacer algo para que llegue lo que esperamos.
Porque en la vida nada llega por sí solo, sino porque lo trabajamos. Pues lo que fácil viene, fácil se va. Y trabajamos mientras esperamos; entonces nos acomodamos a nuevas expectativas y nuevas perspectivas.
Todo en conjunto se convierte en aprendizaje. Y por supuesto, se necesitan muchas cosas; cualidades que nos den el empuje para buscar lo que queremos.
Hay que tener cuidado de buscar cosas sin saber lo que queremos encontrar. Ese, por ejemplo, es un error típico; creemos que queremos algo, y no sabemos encontrar la diferencia de querer algo porque es bueno para nosotros o por un simple capricho.
Así, los caprichos son enemigos claros de la espera. Son tentaciones que vienen y van, casi tan tercas y permanentes como las olas del mar. Casi tan molestas como sal en la herida.
La espera nos permite entender más abiertamente esos conceptos. Porque cuando uno espera, lee. Cuando uno espera habla consigo mismo.
Y al corregir malos pasos, al tener tiempo para pensar y analizar las cosas, seguramente podemos tener un mejor futuro.
Al final, esperar no es tan malo como parece. Esperar es una forma de perseverar. Es una forma de darnos una oportunidad de tomar mejores decisiones en la vida.
Creo que esperar...es una forma de crecer.
Nos permite cosechar...y un mejor mañana tener.
Learning to fly!
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